Fluye la oscuridad, sin piedad, sin parar, sin pudor, por este vil cuerpo. Vil o victima, victimario o benefator, triangulo vicioso que encadena almas y roba alegrías, que tiende tapetes rojos para que los incautos como yo caigamos en sus manos.
Y cuando creíamos que estábamos escapando, llenos de luz, nos agarra por los tobillos y nos pone aretes vistosos, rímel y colorete, para que, como figurines, nos paseemos sobre su colorado y felpudo lomo, mientras batimos las ramas como brazos de reina, con sonrisitas que se dibujan en nuestras caras cada vez que los duendes malévolos nos halan las piticas que tienen atadas de nuestras comisuras. Marionetas del dolor y del vicio, jurando creernos suaves y volátiles, dueños del mundo, parte del todo. ¡SOÑADORES!
Que descuelguen la luna, dizque llena, dizque mágica, que me castiguen por creer que su luz cargaba mis cristales, esos de los que ahora me rodeo, para que me brinden equilibrio y paz, visto que, aun con todos estos años y las arrugas que ya salen del borde de mis ojos, no logro conseguir por mis misma. Mujer de mantras y fetiches, de búsquedas sin tregua, de espejismos y de un discurso personal que, escuchado al azar, hasta parece profundo.
Vienen en picada los calamares, puedo olerlos, desde el mar del universo a mordernos las orejas de los que, piadosos, creídos, permanecemos buscando respuestas en el cielo con nuestras cuellos largos y narices empinadas, sonriendo a las estrellas, mientras los bichos se comen nuestros pies y vamos quedando aun más enterrados en la tierra, cual árboles, quietos, como invitados de piedra que babean mientras ven a los que pudiendo, corren sin parar de aquí para allá, como hormigas, con aparente rumbo, llevando y trayendo ideas, y cosas, y manjares, y tomando fotos de cada una, importantísimo en estos tiempos tan visuales.
¡Oh vil sutileza!
Mientras las palabras se pudren unas encima de otras. ¿Para qué leer tanto?, ¿para qué saber tanto? Si el cerebro hace huelga cuando le viene en gana, como hoy, y se niega a trabajar.
¡Oh Regocijo!
Poder al menos por hoy toser a pierna suelta. Porque ahora que se tanto, - ¡Ja! me rio de mi misma-, no me puede doler un dedo sin que mi cerebro busque en los anaqueles de mi conocimiento para indicarme, no lo que pienso, sino lo que de seguro estaré sintiendo.
¡Si! como no, pues ahora resulta que mis sentimientos no son míos, son de mi cuerpo. Ni eso tengo ya. No soy dueña de nada, o sí, pero sin darme cuenta. Lo que a la larga viene a ser peor. ¿Quien quiere estar triste sin darse cuenta?, ¿o feliz? oh por Dios! – sí, aun creo en Dios- ¿En que mundo me mandaste a vivir? Aunque si me sigo la corriente y me apropio de mi vida, ¿en que mundo estoy viviendo? O mejor aun, ¿que diablos es lo que proyecto? Porque se supone que yo creo lo que veo, incluso peor, que lo que veo no existe, es solo una interpretación mía, de hecho, no existo ni yo, que para rematar no es un yo, sino un nosotros, mi comunidad, o LA comunidad, para no sonar posesivos.
En fin, mi adorada oscuridad, ha sido mucho por hoy, voy a comerme una cucharada pura de nutella para adormentar mi consciencia pues hoy me has hecho mi día de cuadritos.