lunes, 13 de enero de 2020

Mi luz



Fluye la oscuridad, sin piedad, sin parar, sin pudor, por este vil cuerpo. Vil o victima, victimario o benefator, triangulo vicioso que encadena almas y roba alegrías, que tiende tapetes rojos para que los incautos como yo caigamos en sus manos.

Y cuando creíamos que estábamos escapando, llenos de luz, nos agarra por los tobillos y nos pone aretes vistosos, rímel y colorete, para que, como figurines, nos paseemos sobre su colorado y felpudo lomo, mientras batimos las ramas como brazos de reina, con sonrisitas que se dibujan en nuestras caras cada vez que los duendes malévolos nos halan las piticas que tienen atadas de nuestras comisuras.  Marionetas del dolor y del vicio, jurando creernos suaves y volátiles, dueños del mundo, parte del todo. ¡SOÑADORES!

Que descuelguen la luna, dizque llena, dizque mágica, que me castiguen por creer que su luz cargaba mis cristales, esos de los que ahora me rodeo, para que me brinden equilibrio y paz, visto que, aun con todos estos años y las arrugas que ya salen del borde de mis ojos, no logro conseguir por mis misma. Mujer de mantras y fetiches, de búsquedas sin tregua, de espejismos y de un discurso personal que, escuchado al azar, hasta parece profundo.

Vienen en picada los calamares, puedo olerlos, desde el mar del universo a mordernos las orejas  de los que, piadosos, creídos, permanecemos buscando respuestas en el cielo con nuestras cuellos largos y narices empinadas, sonriendo a las estrellas, mientras los bichos se comen nuestros pies y vamos quedando aun más enterrados en la tierra, cual árboles, quietos, como invitados de piedra que babean mientras ven a los que pudiendo, corren sin parar de aquí para allá, como hormigas, con aparente rumbo, llevando y trayendo ideas, y cosas, y manjares, y tomando fotos de cada una, importantísimo en estos tiempos tan visuales.

¡Oh vil sutileza!
Mientras las palabras se pudren unas encima de otras. ¿Para qué leer tanto?, ¿para qué saber tanto? Si el cerebro hace huelga cuando le viene en gana, como hoy, y se niega a trabajar.


¡Oh Regocijo!
Poder al menos por hoy toser a pierna suelta. Porque ahora que se tanto, - ¡Ja! me rio de mi misma-,  no me puede doler un dedo sin que mi cerebro busque en los anaqueles de mi conocimiento para indicarme, no lo que pienso, sino lo que de seguro estaré sintiendo.
¡Si! como no, pues ahora resulta que mis sentimientos no son míos, son de mi cuerpo. Ni eso tengo ya. No soy dueña de nada, o sí, pero sin darme cuenta. Lo que a la larga viene a ser peor. ¿Quien quiere estar triste sin darse cuenta?, ¿o feliz?  oh por Dios! – sí, aun creo en Dios- ¿En que mundo me mandaste a vivir? Aunque si me sigo la corriente y me apropio de mi vida, ¿en que mundo estoy viviendo? O mejor aun, ¿que diablos es lo que proyecto? Porque se supone que yo creo lo que veo, incluso peor, que lo que veo no existe, es solo una interpretación mía, de hecho, no existo ni yo, que para rematar no es un yo, sino un nosotros, mi comunidad, o LA comunidad, para no sonar posesivos. 

En fin, mi adorada oscuridad, ha sido mucho por hoy, voy a comerme una cucharada pura de nutella para adormentar mi consciencia pues hoy me has hecho mi día de cuadritos.

viernes, 18 de enero de 2019

a la una, a las dos y a las tres

Cada mañana al despertar, mi personaje interno camina hacia el límite de mi conciencia, y se queda algunos minutos contemplando la inmensidad de mis diferentes océanos, los hay cristalinos y cálidos, los hay oscuros y profundos, los hay divertidos, llenos de hermosas y diferentes criaturas. Tengo varios. 

Aun con pedazos de fantasía que le quedaron de los sueños, pegados en su cuerpo, respira profundamente varias veces seguidas mientras tararea fragmentos de mantras y canciones -costumbre que conserva gracias a su amiga icono de pollo-  se para sobre el trampolín bajo el cual giran mis océanos, y con el corazón lleno de Fe y entrega,  se prepara.  

Atrás quedaron los días en los que despertar a la realidad era un suplicio. Hoy, habiendo aprendido el truco de cambiar de perspectiva, sabe, ha podido comprobarlo, que la intención es lo que cuenta.

Toma aire una vez más, lo suelta y con la mano en el corazón, salta. Mientras va en caída libre, acomoda su postura para entrar en el agua y sonríe. Por estos días, su intensión, la nuestra, es divertirse. Siendo así, que más da caer en el océano calmo o el infestado de monstruos y tiburones? 

Cada nuevo día, un nuevo salto, un nuevo océano. Un constante acto de libertad y Fe.





viernes, 21 de diciembre de 2018

Llamado de emergencia

Atención, atención, urgente!
hay espacios libres en su mente que deben ser llenados
antes de que al presente le de por ofrecerle paz y algo de esperanza.

Corran, vuelen, apuren el paso
traigan para ya pesares mohoseados
o algún dolor, físico o no, que se yo, que importa
bien doloroso, eso sí.

Llenemos pronto ese espacio que se le está abriendo
que no le quede ni una pizca de atención libre para el presente
ya sabemos lo peligroso que sería si se relaja, le termina gustando 
y se olvida así de nosotros.

Somos sus recuerdos, los que la embargan y ahogan
solo suyos y queremos, necesitamos
que nos siga cargando
ya de sobra sabemos que para ello debemos, 
con precisión, sin falta
permanecer como lo hemos hecho por años
de guardia, atentos, vigilantes.

Miren! Auxilio miren! está sonriendo, 
y su mirada se esta fijando en el colorado y hermoso atardecer
¿en donde están los refuerzos?
- Repito. Urgente! Se necesitan refuerzos!

Desempolven una pesadilla
una de las atroces, si que pesar
pero el fin justifica los medios
no hay de otra.
Nuestra subsistencia, aunque rancia
depende de que ella
jamás saboree libertad, y siempre 
entiéndase bien, siempre 
cargue con nosotros.

jueves, 20 de diciembre de 2018

Invitado especial

Hay un ángel en la casa
esta vestido de azul

Llego ayer por la noche
lo vimos desde la cocina
trato de pasar desapercibido
pero lo delató su luz.

Me dice mi corazón
que vino para decirnos algo
pero él, celestial,
al parecer se tomará su tiempo.

Me cuesta ignorarlo
preferiría abrazarlo
y decirle que, por alguna razón siento
que su nombre es Benjamín